El artesano

Carlos Bermejo Benito

Arquitecto

Arquitecto Técnico

Master en Medio Ambiente y Arquitectura Bioclimática

En un rincón del mundo, donde los susurros del viento y el murmullo del agua danzaban en armonía, un artista de manos inquietas y corazón sensible, un servidor, se evadía.
Mis ojos veían más allá del lienzo de la cotidianidad y sentía la naturaleza en cada latir de mi alma.
Una tarde, mientras paseaba por los bosques en mi refugio de inspiración, me detuve junto a un arroyo que fluía con una serenidad sublime. Observé las piedras pulidas por la corriente, las formas sinuosas que el agua había esculpido con el tiempo, y un pensamiento germinó en mi mente como semilla fértil.
Aquel día, de vuelta en mi taller, abandoné las viejas concepciones y me entregué al fluir del agua, a la esencia de la naturaleza misma. Con mis manos impulsivas improvisando, y mi alma en comunión con el material, comencé a crear lavabos que no eran simples utensilios, sino poemas en forma sólida, así lo sentía, y me dejé llevar.
Las curvas de aquellos diseños evocaban las ondulaciones de los ríos, la suavidad de las olas, y en cada surco parecía latir el eco de las corrientes que habían tallado cañones en las montañas. Utilicé Solid Surface, un material moldeable como la arcilla, pero resistente como la roca, para dar vida a aquella visión.
Así, bailando con Gaia, trascendimos juntos el paradigma que acompañaba a tan noble objeto, arraigado desde el siglo XV, consiguiendo que la artesanía y la innovación coexistieran en perfecta armonía. Esos lavabos no eran solo objetos, eran testimonios de una nueva manera de crear, de sentir y de vivir.
Estas sensaciones resuenan en cada uno de estos diseños, y la esencia de esta idea perdura en cada rincón donde encuentran un hogar.

Me gusta pensar que, a veces, para cambiar el mundo, basta con escuchar el susurro del agua y dejar que la naturaleza guíe nuestras manos.